El compromiso de Hubert Aquin como escritor, más que un asunto político, era una cuestión ontológica y de identidad tanto personal como colectiva. Para él no era fácil ser quebequés y eso tenía que traducirlo en términos literarios. No olvidemos que para el escritor quebequés de los años sesenta el ¿quién soy yo? se traducía “más concretamente por ¿cómo escribir un libro?”Aquin, en tanto escritor quebequés, se compromete a serlo verdaderamente y crea su propio estilo, al que describe como malheur d’expression.
En la literatura Aquin también se enfrentó con sus propios impulsos destructivos, y el primer blanco de su terrorismo estilístico fue su propio lenguaje. La sintaxis, la forma, el significado de las palabras, todo lo que conforma el arte de escribir será víctima de constantes atentados estilísticos:
Un elemento formal muy típico de Hubert Aquin que contribuye al efecto de incoherencia en sus novelas es lo que él mismo llama verbigeración. En psiquiatría, la verbigeración es una alteración específica del curso del pensamiento que se manifiesta mediante discursos incoherentes con repeticiones, alteraciones de palabras y numerosos neologismos, que hacen algunos enfermos aquejados con demencia. Magnant, el personaje principal de Trou de mémoire, se dice afectado por esta enfermedad, afligido por una verdadera graforrea: un discurso descosido que a menudo se parece al delirio, caracterizado por una tasa elevada de neologismos. Descritas en Trou de mémoire, estas “alteraciones del lenguaje” de origen psicopático parecen inspirar el estilo de Hubert Aquin. El uso de un léxico docto produce indiscutiblemente un efecto de ‘verbigeración’: apilamiento de palabras en apariencia grecolatinas que apenas se distinguen, para el simple lector, de los neologismos. He ahí un aspecto difícil de la prosa aquiniana y que algunos encuentran irritante.
Así, en Prochain épisode, los neologismos acuñados por Aquin se construyen a partir de reglas morfológicas normales, como la verbalización o la adjetivación de sustantivos. Por ejemplo, Equanil, que es la marca de un tranquilizante, se convierte en équanile. Además no podemos pasar por alto el hecho de que la novela la escribió Aquin mientras estaba internado en un instituto psiquiátrico. Es muy probable que el autor estuviera bajo los efectos de fuertes medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos. De hecho, el narrador hace referencia a algunas de esas “drogas”. Y eso es importante para entender por qué muchos párrafos de la narración pueden sonar tan alucinados.
Una segunda estrategia consiste en inventar una palabra a partir de morfemas cuyo sentido es claro o accesible y que, por lo tanto, no le salta tanto al lector. El uso de raíces, prefijos y sufijos grecolatinos les da a esas palabras una apariencia científica, de forma que a menudo casi no se distinguen de las verdaderas palabras técnicas.
Decir que ante semejante subversión estilística la traductora se vio en la necesidad de llevar a cabo una contraestrategia, en ningún momento debe leerse como un intento por “poner orden” en el texto. La contraestrategia a la que me refiero tiene que ver más con el tipo de lectura que tuve que hacer para poder traducirlo. Traducir es una forma de leer, pero también de entender. Y es que la traducción no es tarea fácil: requiere de un acercamiento al texto distinto al de los otros lectores, pero, al mismo tiempo, requiere también de un alejamiento que le permita al traductor concebir el texto como una estructura independiente de la cual no puede --y no debe-- apropiarse.
Prochain épisode no es un texto fácil. Para traducirlo tuve que enfrentarme con un estilo alternado, oraciones tramposas, palabras inventadas, alusiones históricas, ecos literarios, figuras retóricas, metáforas y licencias poéticas, así como con todo un repertorio de referencias geográficas. Si en el lector común este tipo de escritura tiene un efecto, ni se diga de lo que provoca en el lector-traductor. Es en ese sentido que hablo de una contraestrategia: en el sentido de perder el miedo frente a un texto que impone. Esa contraestrategia implicó también llevar a cabo una lectura más avispada, con miras a poder pasarlo después a mi propia lengua.
Ya en lo que respecta a la traducción en sí misma, es decir al paso de una lengua a otra, mi estrategia fue igual de subversiva que la del autor y, en la medida de lo posible, procuré apegarme al original, respetando así “su estilo terrorista”. Intenté que en la traducción se vieran las mismas repeticiones, los mismos excesos, las mismas aliteraciones (cuando las hubo) y las mismas licencias literarias que se leen en el original. Después de todo, si para Aquin la literatura era una especie de formalismo en el que el contenido era secundario, lo menos que puedo hacer, si pretendo ser leal, es apegarme a esa intención.
Una tentación que evité fue la de hacer una “traducción didáctica”. Al escribir Prochain épisode y sus otras novelas, Hubert Aquin asumió que su lector poseería ciertos conocimientos y que, por ende, podría distinguir donde hay algo implícito o entender las alusiones hipertextuales. Aunque también podría ser que no lo asumió y que no le importó si el lector llegaba o no a captarlo. De cualquier modo, Aquin no es un autor didáctico y no le explica nada a su lector. Esa es la razón por la cual no veo la necesidad de poner notas de traductor (que por lo demás me parecen salidas fáciles) ni glosarios. Hacerlo implicaría atentar contra la voluntad de estilo de un autor que, finalmente, pretendió obligar a su lector a un ejercicio de interpretación.
Y para quienes tienen curiosidad de leer esa traducción, aquí les va. Se trata de los primeros dos capítulos de su novela Prochain épisode que, como ya comentaba, traduje para mi tesina de traducción. El texto lo traduje hace siete años y desde entonces no lo he tocado. Es muy probable que si me pusiera a cotejarlo de nuevo con el original, encontraría problemas y cambiaría cosas (mi entendimiento de la lengua francesa, de la lengua española y del mundo en general no es el mismo hoy que el de entonces). Pero por lo pronto es lo que hay y no tengo tiempo de revisarla. Eso sí, siete años han pasado pero el proyecto de algún día traducir toda la novela aún no me abandona.
Una disculpa por publicarla de este modo, pero esta traducción es inédita y es la única forma que se me ocurrió para protegerla. Si hacen clic en Fullscreen, y después en los signos de más y menos del Zoom, podrán verla más grande.
Próximo episodio
En la literatura Aquin también se enfrentó con sus propios impulsos destructivos, y el primer blanco de su terrorismo estilístico fue su propio lenguaje. La sintaxis, la forma, el significado de las palabras, todo lo que conforma el arte de escribir será víctima de constantes atentados estilísticos:
La novela ya empezó a estallar como una vieja barraca a la que se hubiera aplicado la bomba H. Ya no hay narración, ni estructura narrativa, ni lógica cronológica, ni historia. A los novelistas se les paga por saber que deben presentar sus novelas fuera de toda tradición narrativa y de acuerdo con varios cuentos que son característicos de lo que se escribe y de los tiempos en que vivimos.
Un elemento formal muy típico de Hubert Aquin que contribuye al efecto de incoherencia en sus novelas es lo que él mismo llama verbigeración. En psiquiatría, la verbigeración es una alteración específica del curso del pensamiento que se manifiesta mediante discursos incoherentes con repeticiones, alteraciones de palabras y numerosos neologismos, que hacen algunos enfermos aquejados con demencia. Magnant, el personaje principal de Trou de mémoire, se dice afectado por esta enfermedad, afligido por una verdadera graforrea: un discurso descosido que a menudo se parece al delirio, caracterizado por una tasa elevada de neologismos. Descritas en Trou de mémoire, estas “alteraciones del lenguaje” de origen psicopático parecen inspirar el estilo de Hubert Aquin. El uso de un léxico docto produce indiscutiblemente un efecto de ‘verbigeración’: apilamiento de palabras en apariencia grecolatinas que apenas se distinguen, para el simple lector, de los neologismos. He ahí un aspecto difícil de la prosa aquiniana y que algunos encuentran irritante.
Así, en Prochain épisode, los neologismos acuñados por Aquin se construyen a partir de reglas morfológicas normales, como la verbalización o la adjetivación de sustantivos. Por ejemplo, Equanil, que es la marca de un tranquilizante, se convierte en équanile. Además no podemos pasar por alto el hecho de que la novela la escribió Aquin mientras estaba internado en un instituto psiquiátrico. Es muy probable que el autor estuviera bajo los efectos de fuertes medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos. De hecho, el narrador hace referencia a algunas de esas “drogas”. Y eso es importante para entender por qué muchos párrafos de la narración pueden sonar tan alucinados.
Una segunda estrategia consiste en inventar una palabra a partir de morfemas cuyo sentido es claro o accesible y que, por lo tanto, no le salta tanto al lector. El uso de raíces, prefijos y sufijos grecolatinos les da a esas palabras una apariencia científica, de forma que a menudo casi no se distinguen de las verdaderas palabras técnicas.
Decir que ante semejante subversión estilística la traductora se vio en la necesidad de llevar a cabo una contraestrategia, en ningún momento debe leerse como un intento por “poner orden” en el texto. La contraestrategia a la que me refiero tiene que ver más con el tipo de lectura que tuve que hacer para poder traducirlo. Traducir es una forma de leer, pero también de entender. Y es que la traducción no es tarea fácil: requiere de un acercamiento al texto distinto al de los otros lectores, pero, al mismo tiempo, requiere también de un alejamiento que le permita al traductor concebir el texto como una estructura independiente de la cual no puede --y no debe-- apropiarse.
Prochain épisode no es un texto fácil. Para traducirlo tuve que enfrentarme con un estilo alternado, oraciones tramposas, palabras inventadas, alusiones históricas, ecos literarios, figuras retóricas, metáforas y licencias poéticas, así como con todo un repertorio de referencias geográficas. Si en el lector común este tipo de escritura tiene un efecto, ni se diga de lo que provoca en el lector-traductor. Es en ese sentido que hablo de una contraestrategia: en el sentido de perder el miedo frente a un texto que impone. Esa contraestrategia implicó también llevar a cabo una lectura más avispada, con miras a poder pasarlo después a mi propia lengua.
Ya en lo que respecta a la traducción en sí misma, es decir al paso de una lengua a otra, mi estrategia fue igual de subversiva que la del autor y, en la medida de lo posible, procuré apegarme al original, respetando así “su estilo terrorista”. Intenté que en la traducción se vieran las mismas repeticiones, los mismos excesos, las mismas aliteraciones (cuando las hubo) y las mismas licencias literarias que se leen en el original. Después de todo, si para Aquin la literatura era una especie de formalismo en el que el contenido era secundario, lo menos que puedo hacer, si pretendo ser leal, es apegarme a esa intención.
Una tentación que evité fue la de hacer una “traducción didáctica”. Al escribir Prochain épisode y sus otras novelas, Hubert Aquin asumió que su lector poseería ciertos conocimientos y que, por ende, podría distinguir donde hay algo implícito o entender las alusiones hipertextuales. Aunque también podría ser que no lo asumió y que no le importó si el lector llegaba o no a captarlo. De cualquier modo, Aquin no es un autor didáctico y no le explica nada a su lector. Esa es la razón por la cual no veo la necesidad de poner notas de traductor (que por lo demás me parecen salidas fáciles) ni glosarios. Hacerlo implicaría atentar contra la voluntad de estilo de un autor que, finalmente, pretendió obligar a su lector a un ejercicio de interpretación.
Y para quienes tienen curiosidad de leer esa traducción, aquí les va. Se trata de los primeros dos capítulos de su novela Prochain épisode que, como ya comentaba, traduje para mi tesina de traducción. El texto lo traduje hace siete años y desde entonces no lo he tocado. Es muy probable que si me pusiera a cotejarlo de nuevo con el original, encontraría problemas y cambiaría cosas (mi entendimiento de la lengua francesa, de la lengua española y del mundo en general no es el mismo hoy que el de entonces). Pero por lo pronto es lo que hay y no tengo tiempo de revisarla. Eso sí, siete años han pasado pero el proyecto de algún día traducir toda la novela aún no me abandona.
Una disculpa por publicarla de este modo, pero esta traducción es inédita y es la única forma que se me ocurrió para protegerla. Si hacen clic en Fullscreen, y después en los signos de más y menos del Zoom, podrán verla más grande.